La salsa de tomate es adjunta perfecta para varios tipos de albóndigas, para carne cocida o patatas cocidas pero, si no tienes ninguna de estas cosas, puedes usarlo como el plato principal.
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un poco de | de sal |
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2 cucharas | de aceite |
2 dl | de agua |
2 dl | zumo de tomate |
0.50 cucharillas | de azúcar |
1 cucharas | de harina |
Preparación
Caliente 2 cucharadas de aceite en un recipiente profundo, añade 1 cucharada de harina y fríela por unos 2-3 minutos mezclando todo el tiempo. Harina tiene que obtener color amarillo claro.
Toma cuidado que la harina no abrase porque la salsa va a obtener el sabor amargo.
Retira la salsa del fuego y vierte zumo de tomate lentamente, mezclando todo el tiempo.
Puedes, también, verter un medio de zumo de tomate y mezclar rápidamente y, después, verter el resto de zumo lentamente mezclando todo el tiempo.
Pon la salsa a fuego (los grumitos se puede formar si se enfría la salsa), vierte agua lentamente y cuécela hasta que hierva, mezclando todo el tiempo. No tienes que cocer la salsa más de 5 minutos.
Retira la salsa del fuego, sálala al gusto y añade ½ cucharadita de azúcar.
Azúcar no es ingrediente obligatorio de la salsa de tomate y puedes ponerlo o no. ½ cucharadita es cantidad que nosotros recomendamos pero, en todo caso, no pongas más de 2 cucharaditas a esta cantidad de salsa porque va a estar demasiado dulce.
Servir
Sirve la salsa caliente.